Director:
Julián Plana

Colaboradores:
Véase Página de Firmas

Producción:
Tarsis.net
La originalidad y la intención de Ortega no están en la primera parte de la frase, la anterior a la coma, sino en la posterior a esa coma.
De hecho, yo soy yo y mi circunstancia, que es una referencia al Ideen de Husserl, publicado meses antes (Ich bin ich und meine Umwelt), puede ser una sentencia disculpatoria: yo soy yo pero, claro, está también mi circunstancia...
Sin embargo, la frase completa de nuestro pensador nos obliga a la acción y nos hace responsables del resultado.


CRISIS, CONTROL DE DAÑOS-2
LOS DESAHUCIOS

 

Esta crisis que nos perturba fue imprevista por unos increíblemente imprevisores gobernantes (sí, ésos que, por ejemplo, vendieron una gran parte de nuestras  reservas de oro muy poco antes de que subiera, y mucho, su precio); y ahora, esta auténtica plaga que nos aflige exige de este otro gobierno medidas no sólo estructurales —que sí, que bueno— sino también coyunturales de suma urgencia, más allá de los impopulares recortes e incrementos de impuestos, presuntamente «provisionales».

No estaría de más echar un vistazo ahora al concepto marino de control de daños explicado en el número 1 de esta serie.

Por ejemplo, el gobierno tiene que enfrentarse, urgentemente, al tremendo daño familiar y social representado por la ola de desahucios, que parece que inevitablemente sigue, por si no fuera dañino por sí mismo, al tsunami de despidos.

¿No podría utilizarse provisional y analógicamente para estos casos el concepto de «embargo» pero de ingresos, previsto para los otros tipos de deuda en la legislación española?

Se que se me tratará de lego en materia legal. Es decir en «lo legal» durante lo que en la guerra civil y su postguerra se llamaba tiempo normal, refiriéndose a antes de incluso la preguerra.

Photo by John Kerstholt, wiki

 

¡Y es que la situación es excepcional!

Recuerdo una vieja película de un jovencísimo Gary Cooper, precisamente capitán u oficial de un barco naufragado, que es juzgado por las medidas de emergencia que había tomado. Medidas que habían salvado muchas vidas a costa de las de otros, que ponían en riesgo los botes salvavidas ya repletos. Es absuelto y vitoreado por los supervivientes que han asistido en masa al juicio, al tiempo que él intenta consolar a los familiares de los sacrificados.

Naturalmente, puede haber mejores ideas, pero es irritante que no se hable de ninguna (1).

Ésta consistiría en que:

La sentencia, en vez de ser de desalojo de la vivienda, que generalmente queda vacía y a riesgo de deterioro, saqueo de sanitarios y otros accesorios, u ocupación ilegal (eso que ahora suele escribirse con «k»), sería de embargo del 30% o lo que especifique el complicado artículo de la ley —que prevé también una cierta franquicia inicial— sobre los ingresos familiares; incluido el subsidio de desempleo y similares, claro.

A no ser que el afectado prefiriera la dación en pago. Porque la deuda persistiría, aunque decreciendo lentamente, en espera de tiempos mejores. Y la entidad bancaria no dejaría de conseguir algunas entradas.

Dicho afectado se comprometería formalmente a la rigurosa conservación y, en su caso, reparación del inmueble. Lo que sería objeto de inspección inesperable (no hay otro tipo de inspección que merezca este nombre) y sanción incluso penal.

¡En la crisis como en la crisis!

No estamos en tiempo normal.

JP

(1) Y es que parece que estemos paralizados por el miedo. Léase aquí el «sí, sí, cuento» titulado La Crisis.

Primera Página

Se llaman marcas porque marcan


España es una gran marca,
¡como tú!

 


Las marcas pueden y deben conseguir atributos propios de las personas e incluirlos en la filosofía y estrategia de su empresa y también las personas demuestran inteligencia si toman del concepto de «marca” todo su sentido y lo incorporan a su vida.

 

MMMM es “María Moreno Meseguer, de Murcia”

 
Es vendedora de seguros. Cada mañana recorta de los periódicos caras de los personajes relevantes de su ciudad. Las pega en un gran cuaderno. Las mira tres veces al día. Sale a la calle. Murcia se puede andar, María jamás toma un coche, camina. Si reconoce a algunas de las caras del cuaderno, se dirige a la persona:

—Soy MMMM, María Moreno Messeguer, de aquí, de Murcia; por eso las cuatro emes.

Muchas veces nota que un escolta le agarra un brazo y no con cariño.

—No llevo armas, no llevo armas, nene (apelativo cariñoso murciano), soy

Foto: abolutmurcia.com

mujer de paz, es que me acuerdo de la cara de este señor porque es un personaje importante y si es importante necesita pensar en su seguridad y en la de sus seres queridos y sus bienes. ¿Le puedo visitar mañana por la mañana?…

Magistrados de la audiencia, presidentes de grandes empresas, etc., son clientes de María; les ha “hecho seguros” a ellos y a su familia.

—Por favor ¿me podría decir si por aquí está el Registro de la Propiedad?” La señora no sabía que se dirigía a MMMM.

—Pues claro que sí, señora, pero, ¿para qué quiere usted ir al Registro?

—Es que tengo un problema con unas tierras de una herencia.

—Señora, vamos juntas y de paso le digo cómo vamos a solucionar el problema y a hacer el seguro de la finca, que es muy importante…

 

Un Mercadona en Guadalajara

 

Pedimos a una cajera que nos dé una explicación sobre uno de los productos que estamos comprando, y nos dice: “pues no lo se pero ahora mismo llamo a la supervisora, que ella seguro que lo sabe”. Toca un timbre oculto debajo de la caja, a los tres minutos se presenta la supervisora muy alterada, acababa de ocurrir un problema con unos reponedores, la habían llamado de otra caja, no era su día en fin, y se encara con nuestra cajera: “qué quieres”.

Ésta, sin inmutarse y dándose perfecta cuenta de la situación, responde “darte un beso” En un instante todo cambia, la supervisora esboza una sonrisa mirándonos, nosotros reímos abiertamente, la supervisora da un abrazo a la cajera y le dice: “desde luego, tú, ¿qué pasa, qué necesitas?”.

En el restaurante Támara en la factura que te presentan, los propietarios escriben una sencilla nota: “Muchas gracias” y firman… ¿Qué marca puede superar la rúbrica de tu propio nombre unido a un “muchas gracias”?  En el restaurante Sayat Noya la hija del propietario te pregunta cómo te llamas y te da la tarjeta del establecimiento con tu nombre escrito en armenio. Esa tarjeta nunca la tiras…

La lana es confortable, amorosa…Esa chaqueta de Rex Harrison en “My fair lady” era el contrapunto necesario para que no odiáramos a su personaje del profesor Higgins martirizando a la pobre Eliza Doolittle…

En un próximo artículo, profundizaremos en el Qué y Cómo de las marcas personales. Les dejo ahora con una frase de “Lost in translation”:

Cuanto más te conoces y sabes quién eres menos te preocupas de las cosas.

 

Juan Ramón Plana

Primera Página

Haiku de mi jardín

Otoño

 

 

Cuando el haiku —la palabra es igual para el singular y el plural— llegó a Occidente, cautivó, por ejemplo, a Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez…  A Jorge Luis Borges, que así escribió, por ejemplo:

 

Bajo la luna
la sombra que se alarga
es una sola

Hoy no me alegran
los almendros del huerto.
Son tu recuerdo

 

Este segundo sin duda es bello pero quizá demasiado “personal” para el espíritu tradicional del haiku. Ha de ser, sí, cinco, siete y otra vez cinco moras, sílabas sónicas, sin rima. Pero, sobre todo, sólo sencillez, momentaneidad y naturaleza.

Los haiku que siguen son de un otoño.

 

Las hojas vuelan.
El viento las desea
para él solo

 

El tejado
llora desconsolado.
También ama al sol

 

Roca caliza
herida por el tiempo
sin una queja

 

El ruiseñor
y sus gritos de alarma;
abajo el gato

 

Mes de septiembre.
Llegará el petirrojo,
¡qué alegría!

 

Caseta vacía…
El cielo, ¿es reunirse
con nuestros perros?

 

Hoy

Marcela Merino

 Primera Página

Sí, sí, "cuentos"...


La Crisis

 

 

El simún planeaba sobre las dunas, a las que arrancaba gemidos y nubes de arena caliente. El bedaui se cubrió la cara con el semitransparente embozo y agarró más firmemente las riendas de su colmado camello.

Siempre se acercaba a Masr con aprensión. Los egipcios eran para él gente rara. Ricos, pero con mala suerte. Sí, buenos clientes para los tejidos de lana de camello y de cordero que él les llevaba, pero enigmáticos como aquella esfinge suya, duros con sus esclavos judíos y empeñados en sus gigantescas y, para él, inexplicables construcciones.

Oyó un profundo, constante y rápidamente creciente silbido a sus espaldas. Se detuvo y se atrevió a volver todo el cuerpo hacia su origen. Su raza, originaria de las montañas, no tenía miedo a nada. Levantó sus dos manos, sin soltar las riendas del camello, no para mostrarlas desarmadas sino para mandar detener a la enorme masa violácea que se acercaba, sin que la arena se inmutara pero tiñéndola de su color, así como al mismo cielo.

La masa se detuvo, así como el silbido, y el hombre del desierto creyó ver en ella unos ojos y otras desvaídas facciones.

¿Quién eres? —le pregunto, mirándola a aquellos ojos cambiantes pero de mirada sin duda inclemente—, ¿qué haces aquí?, ¿de dónde vienes?, ¿adónde vas?

Una voz emergió de una boca, o algo parecido, que se dibujó en aquella mole.

—Soy una plaga y voy a Masr, a matar a diez mil egipcios. Pero tú no eres egipcio. Déjame pasar.

El bedaui bajó sus imperiosas manos y la masa siguió su camino. El silbido le ensordeció, pero enseguida y rápidamente desapareció todo en el lejano horizonte del inmenso Jardín de Dios.

Foto: Flickr_Rosino

 

Pasaron seis veces seis días y el bedaui, aún horrorizado por lo que había visto en Masr, cabalgaba su descargado camello, guiado por la esperanza de su hogar, su familia y los mansos rebaños de su padre. Al rodear aquella duna demasiado vertical en la vertiente de su camino, vio, de pronto, una informe masa azul, palpitante, que se puso en guardia al verle acercarse con decisión.

—Plaga. Eres tú. Me  engañaste.

La masa se animó, con dignidad herida:

—¡Yo no miento nunca! ¿Cómo te atreves?

—Me dijiste que ibas a matar a diez mil egipcios y mataste cien mil.

—No, no, ¡NOOO! Yo mate diez mil. Contados. Los otros… Dejaron de trabajar. Salieron a las calles, gritando… Murieron, y mataron, de miedo.

 

 

Es una narración tradicional, anónima. Por su recuerdo y actualización,

 

JP

Primera Página

 

 

 

La circunstancia cotidiana

Boicot a productos catalanes

 

Ayer envié a Pablo Sebastián, director de republica.com, la siguiente carta, a propósito de su comentario, como de tantos otros, acerca del posible boicot o rechazo a comprar productos fabricados en Cataluña, en el caso de que esta región decidiera independizarse de su entronque histórico y natural, España:

Estimado director, en primer lugar decirle que siempre comparto sus criterios, los suyos y los de Marcello. No obstante, permita darle mi punto de vista sobre el posible que no probable boicot que se supone harían los habitantes del resto de España a una Cataluña independiente (segregación que me parece imposible). La inmensa mayoría de la gente, individuos y no digamos empresas, al final hace lo que les conviene. Si la Caixa les da mejores servicios e intereses, de boquilla dirían que son unos perros catalanes, pero buscarían sus créditos y regalos. Lo mismo, y más, las empresas, que no pueden dejar así como así sus pólizas, las que tengan o las que les ofrezcan. Una empresa no puede perjudicar su economía con ideologías políticas, salvo que consiga mejores componendas con otras entidades bancarias, lo cual, conociendo lo granujillas que todas ellas son, es difícil. Y por otro lado, las empresas catalanas, antes de sentirse perjudicadas en sus ventas al resto de España, se concertarían con empresas de tan amplio mercado o se instalarían con otros nombres, etc.

Respecto al IVA cobrado por las ventas, Cataluña no se beneficia más que con el porcentaje que fiscalmente le corresponda, me parece que la mitad. Porque el IVA cobrado hay que entregarlo a Hacienda (que somos todos) una vez deducido el IVA soportado. Y en esta balanza fiscal habría que considerar también el IVA cobrado por las «exportaciones» que el resto de España efectúa a Cataluña.

No enfocaría yo mi batalla a este arturmasianismo con tales amenazas. Hay que dar, a mi juicio, golpes legales y fuertes: examinar a fondo la siempre confusa balanza fiscal que seguro no es como dicen Mas y Cullell, etc., apretar más la justicia contra la corrupción de Ciu, y recuperar la educación. De momento.

 

Francisco Daunis

Primera Página

Días, cielos y tierra

HOY ES, POR FIN, OTOÑO

Si no lo estuviera ya, habría que inventar urgentemente el otoño.

Hoy, telefonino en mano, porque cuando no llevas el aparatito dichoso en la mano o el bolsillo parece que vas desnudo… Cuántas veces habré vuelto yo a casa al notar que se me había olvidado, y cuando no he vuelto, ¿sabes qué ha pasado? ¡NADA!, ni bueno ni malo, ni he perdido ni he ganado. ¡NADA!

Bien, pues con el móvil en la mano (no tenía bolsillos en la sudadera) y naturalmente su cámara incorporada, he encontrado esta delicia en mi jardín. Son hojas de un color que podíamos calificar entre bronce y cobre, es un caldero oscuro, es una verdadera delicia. Aquí la tienes:

 

Es una hortensia de hoja de roble (Hydrangea quercifolia), que ahora, esta mañana, hace un ratito, presentaba este aspecto.

Por cierto, te interese o no, así ha salido el sol hoy, día otoñal, por la estepa cerealista de Valdetorres de Jarama:

 

¿Ves como NECESITAMOS el otoño mucho más de lo que pensamos? Me horroriza comprobar que hay gente, personas, más bien “personal”, que dice “uff, llega el otoño, otro más para la tristeza, la melancolía…”

¡Venga ya!

 

¿TRISTES O IGNORANTES?

 

Bobby Goldsboro, siempre lánguido y tristón él, decía: “In the spring of my life, she came to me”… ¿Y no puede ella venir a ti en otoño?, ¡y con mucha más experiencia y deleite, te lo prometo!

Sinatra canta en “It was a very good year”: “But now the days are short, I’m in the autumn of my year”. Pero hombre, por Dios, los días podrán ser cortos, pero qué me dices de las noches, suaves, largas, creadoras, íntimas, sin miedos… Los días podrán ser cortos, pero brillantes, agradables. Ni frío ni calor. Mucho más brillantes que los larguísimos días de verano metido entre cuatro paredes de la ofi, entre carpetas, archivos, café de máquina (que a mi me gusta, que conste).

Me parece que Sinatra, el pobre, no sabía qué es el fotoperiodismo de las plantas…

Mediante él, las especies denominadas “de día corto” y también “otoñales”, se levantan en armas, estallan, dan lo mejor de sí mismas, precisamente cuando “the days are short”. Welcome!

¿Nunca te has preguntado por qué compras flores de pascua (Euphorbia pulcherrima) en flor, precisamente en Navidad?… Porque son de día corto.

O por qué los crisantemos (Chrysanthemum sps.) florecen para Todos los Santos —1 de noviembre, pleno otoño—… Porque son de día corto.

Así que ni las chicas llegan a nuestras vidas en primavera, ni los días de otoño son cortos, ni mucho menos tristes.

Me gustan los árboles sin hoja en invierno. Me recuerdan a los modelos que daba Paul Lesniewicz, el gran maestro austriaco de técnica bonsái en sus libros. Esos tilos, zelkovas o arces tiroleses desnudos, mostrando su raquis para que lo copiáramos en nuestros proyectos. Las hayas belgas, con las ramas blancas… de hielo. Nuestros robles y quejigos, enseñando su madera apretada (“el roble le dijo al clavo, aquí dejarás el rabo”).

Y también, naturalmente, me gustan los árboles con hoja. Hale, todo verde y radiante, con la vida estallando por doquier.

Pero mira, una vez que, por junio, se han ido los ruiseñores y por julio dejan de cantar los mirlos. Una vez que ya han florecido los cerezos y hasta los magnolios. Una vez comienza la lucha de nuestros árboles cada verano para sobrevivir a las oleadas de calor seco y más seco… Las hojas verdes me empiezan a aburrir…

Y EN ESTO…

 

¡Y EN ESTO LLEGA EL OTOÑO!, ¡TODO AL SUELO!, ¡RENOVARSE O MORIR!,¡ALIMENTEMOS A LOS HONGOS SAPROFITOS, A LAS BACTERIAS, A LAS LOMBRICES DE TIERRA, NUESTROS VERDADEROS SALVAVIDAS! ¡QUE EMERJAN LAS SETAS, OS ESTÁBAMOS ESPERANDO!

Pero antes, desmayémonos ante la belleza de los tonos otoñales. Por ejemplo de este árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica), síii, también de mi jardín.

¿Sabes por qué cambian de color las hojas de los árboles, parte fundamental de los paisajes, en otoño? Porque los árboles son sabios, como todo ser viviente (si excluimos algún que otro homo).

Las hojas cuentan, básicamente con tres pigmentos en sus células:

La verde clorofila, que transforma, mediante la fotosíntesis o función clorofílica, el dióxido de carbono del aire en materia orgánica y agua, con desprendimiento de oxígeno (gracias a ese “desprendimiento”, respiramos todos).
La roja antocianina, que indica, por ejemplo, la maduración de los frutos (los pájaros nunca comerán una fruta que no esté roja; no son tan tontos como yo, que pico a menudo en la frutería).
La multicolor carotenina, que permite la transformación de sol y provitaminas, aportando toda la gama de colores a hortalizas y frutas (tomates, zanahorias, maíz, plátanos….). Sin ese pigmento de las plantas nosotros no podríamos tomar el sol. ¿Cómo lo ves?

Todos estos pigmentos, en mayor o menor medida, se encuentran en las hojas de los árboles. Lo que sucede es que el pigmento dominante, clorofila verde, oculta a los demás.

Pero en cuanto los días son más cortos, oscuros y fríos, al árbol comienza a costarle mucho producir clorofila, y sin embargo, las antocianinas y carotenoides mantienen su cantidad, no sujeta a producción puntual, ya que no intervienen en reacciones degradantes como la fotosíntesis.

El proceso termina con la formación en la base de los pecíolos de las hojas de una zona de células impermeables, denominada capa de separación, que yugula completamente la entrada de savia y por consiguiente la formación de clorofila en las hojas. De esta manera, sólo quedan los pigmentos “estables o fijos” rojos, amarillos, cobrizos, anaranjados… Y el otoño nos deslumbra de nuevo con sus tonos.

 

No se a ti, pero a mi me parece que no tiene nada de triste el otoño, esa transición hacia el invierno, que a su vez es la carrerilla hacia la primavera, que es el trampolín para el más esplendoroso verano.

Si te contara cosas acerca de la primavera, el verano o el invierno, seguro que echaría chispas el teclado, pero hoy, hoy, hoy, hoy… Es, por fin, otoño.

PEPE PLANA

Primera Página

Sí, sí, "cuentos"...


La Profecía autocumplida

 

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: ‘No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo’.

El hijo se va a jugar al billar y, en el momento en que va a intentar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: ‘Te apuesto un peso a que no la haces’. Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, ¡si era una carambola sencilla! Y él contesta: ‘es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo’.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá, feliz con su peso y le dice: le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto. ¿Y por qué es un tonto? Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según él, preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. Y su madre le dice: no te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces ocurren.

Una pariente que estaba oyendo esto va a comprar carne. Le dice al carnicero: ‘deme un kilo de carne’ y, en el momento que la está cortando, le dice: ‘mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado’. El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: ‘mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas’. Entonces la vieja responde: ‘Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos’… Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

2012, película de catástrofes dirigida por Roger Emmerich en 2009

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, alguien dice: ¿se han dado cuenta del calor que está haciendo? ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor! Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor. Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor. Sí, pero no tanto calor como hoy. Al pueblo, todos alerta, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: ‘Hay un pajarito en la plaza’. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito. Pero señores, dice uno, siempre ha habido pajaritos que bajan aquí. Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Yo sí, soy muy macho -grita uno-. Yo me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: ‘si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos’. Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: ‘que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa’, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, que le dice a su hijo que está a su lado: ¿vistes m’ hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?

 

Este «cuento» viene a eso mismo, a cuento, de la profecía del Sr. Rajoy y sus ministros desde principios de este año y respecto al conjunto del 2012 (1)

Se atribuye a Gabriel García Márquez. Lo habría narrado en un congreso de escritores. Pero si el lector sabe de alguno de sus libros en el que esté incluído, por favor, díganoslo. Gabo parece ser que mencionó en ese congreso que, de publicarlo, sería algo distinto (según Gustavo Mata, véase
http://www.gustavomata.org/articulos/la-crisis-economica-mundial).

¿Se habrán retraído los intraemprendedores de las grandes y medianas empresas, los emprendedores, sobre todo los «pequeños» y los quizá a punto de aparecer, esperando «tiempos mejores», mejores augurios de nuestros, digamos, gobernantes? ¿Habrá influido todo esto, en una escalada hacia abajo (2), obligando a empeorar aún más las previsiones, incluidas las de los organismos internacionales, y así sucesivamente, en un diabólico circulo vicioso que ya engloba el 2013?

En circunstancia.net se está preparando un estudio sobre el verdadero papel de la prospectiva y las «previsiones», que no es que sean algo que aparezca escrito en el muro —como el Mene, Mene, Tekel, u-Pharsin que antecedió a la caida de Belshazzar y la invasión de los persas—, sino que son una hipótesis de trabajo, un dato sólo «posible», que es preciso superar con la confianza en nosotros mismos y el esfuerzo; especialmente de los ahora desorientados emprendedores.

No son, pues, una profecía desalentadora.

Todo lo contrario, Sr. Rajoy, todo lo contrario.

 

JP

 

(1) Recuerden que se insistía en que no saldríamos de la crisis en 2012, pero empezaríamos a notar la mejoría en el 2013. Luego, la impresión que se nos empezó a dar era la de que tampoco el 13 podía considerarse un buen número…

(2) ¿Qué pasa? ¿Ellos pueden decir «crecimiento negativo» y yo no puedo decir «escalada hacia abajo»?

Primera Página

La circunstancia cotidiana

Desprestigio judicial ganado a pulso

 

La baja estima que tiene/tenemos nuestra sociedad por la justicia viene ya de lejos, pero se acrecienta.

La politización de determinados estamentos, en particular la Audiencia Nacional (donde la mayoría de juicios tiene amplia repercusión pública, y lugar donde más se ha dado la transfiguración de jueces en personajes populares, lejos de la prudencia y silencio exigibles para demostrar su independencia) es evidente. No digamos el Tribunal Constitucional, algunas de cuyas sentencias son comentadas  desde todos los puntos de vista políticos, a veces a carcajadas porque mean fuera del tiesto.

Pero no es sólo la politización; también, y mucho, la originalidad de sentencias viciosas, como tantas de las que tenemos conocimiento periódico, parodias de la recordada ”cárcel de papel” de La Codorniz.

En ocasiones, algún juez mediático habitual, o simplemente en una entrevista, ha dicho que todos los días se emiten miles de sentencias que no producen ningún clamor social. Claro, sería la leche que no fuera así. 

Ahora tenemos un caso, no un juez, sino un tribunal unánime, la Audiencia Provincial de Madrid, que anula la condena a un farmacéutico, dictada por un juez, a mí me parece que éste con buen sentido común, y le absuelve del acoso que efectuaba a dos de sus empleadas (antes se las llamaba mancebas) porque ese trío togado entiende que lo que hubo fue abusos, lo cual es más grave, pero que como no se habían denunciado tales sino acoso, toma, a la calle el dispensador de aspirinas, y las mancebas a pagar.

Hasta ahí, bien, digamos. Pero yo he leído el artículo 259 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que dice: ”El que presenciare la perpetración de cualquier delito público está obligado a ponerlo inmediatamente en conocimiento del Juez de instrucción, de Paz, Comarcal o Municipal, o Funcionario fiscal más próximo al sitio en que se hallare, bajo la multa de 25 a 250 pesetas”. 

Esas Señorías (tres, nada menos), no sólo han presenciado, sino que han concluido de su sano criterio que el farmacéutico había abusado de las chicas. ¿Y no están obligados a denunciarlo, a ponerlo en manos del fiscal?. ¿O lo que quieren es sumar su granito de arena al desprestigio general de su profesión?

 

Francisco  Daunis

Primera Página