Director:
Julián Plana

Colaboradores:
Véase Página de Firmas

Producción:
Tarsis.net
La originalidad y la intención de Ortega no están en la primera parte de la frase, la anterior a la coma, sino en la posterior a esa coma.
De hecho, yo soy yo y mi circunstancia, que es una referencia al Ideen de Husserl, publicado meses antes (Ich bin ich und meine Umwelt), puede ser una sentencia disculpatoria: yo soy yo pero, claro, está también mi circunstancia...
Sin embargo, la frase completa de nuestro pensador nos obliga a la acción y nos hace responsables del resultado.

Un muy posible origen de la Política

 

Una conjetura es, según el inefable DLE:


1. Un “juicio que se forma de algo por indicios u observaciones”,
2. una “lección no atestiguada en la tradición textual y que la edición crítica reconstruye de acuerdo con otros indicios”,
3. una “proposición que se prevé verdadera, pero que aún no está demostrada”.

En alemán se considera un Gedankenexperiment, un experimento mental.


Es una hipótesis que no puede probarse, pero con suficientes visos de posibilidad.


Así la apocalíptica Conjetura de Hawking, enunciada ya por él en el Stern en los años noventa del siglo pasado. Según ella pronto el ser humano se extinguirá en este planeta, debido a la proliferación y el mercado negro de la munición nuclear, el envenenamiento de los mares, imprevistas pandemias…

Pues bien, me permito propalar la siguiente conjetura:


1. En el prehistórico neolítico, la mayoría de las mujeres (que pudieron ser —según otra— las inventoras de la agricultura) se quedaba en los primitivos asentamientos, mientras la mayoría de los hombres salía a cazar; lo que también podemos pensar como probable.

2. Problema: como en todos los tiempos, surgieron inevitablemente grupos de sinvergüenzas decididos a vivir de los demás. Asaltaban los asentamientos, violaban a las mujeres, saqueaban las cosechas que con tanto esfuerzo estaban consiguiendo; se atrevían incluso a atracar a los cazadores a su regreso y se quedaban con las piezas cobradas.

3. ¿Qué podían hacer las buenas gentes? ¿Autoorganizarse para la defensa? No eran suficientes para estar en todo, debían ganarse la vida y duramente. Además, no eran de esa idiosincrasia…

4. Entonces recurrieron a tomar contacto dócil con la banda menos canalla, y apalabrarla para que los defendiera de las demás. Sí, acosaban a las mujeres que les gustaban, pero respetaban a las emparejadas y a las niñas. Sí, se quedaban con una parte desmesurada de sus cosechas y su caza, pero les dejaban algo para sobrevivir y replantar. Por supuesto, exigían honores y privilegios de diverso tipo, y vista gorda, aforamiento, y pronto olvido, prescripción, para cualesquiera excesos…

5. Esto es lo que siguió, ya en tiempos históricos, con lo que los griegos llamaban tiranos, reyezuelos. Algunos, incluso ejemplares sabios de Grecia, como Cleóbulo, el tirano de Lindos, en Rodas, que pedía repetidamente a su pueblo que no transigiera con posibles injusticias de sus subordinados y las pusieran en su conocimiento. O Periandro, segundo tirano de Corinto, que hizo construir un antecedente del actual canal, para que los barcos no tuvieran que rodear el Peloponeso; los ingresos obtenidos del peaje le permitieron nada menos que abolir los impuestos a los corintios.

6. De ahí, y gracias a la filosofía (que no a la lucha de clases, como aún insisten algunos actualmente), se llegó, primero, al sorteo del poder entre los ciudadanos libres, y la investidura, tras una somera investigación, de los agraciados.

7. Y, por fin, a la elección de los arcontes por los ciudadanos de largas vestiduras, excluyendo a los esclavos, con las pantorrillas al aire; incluso a los cultos; los pedagogos, por ejemplo, esclavos que acompañaban a los niños y jovencitos a los centros de enseñanza, formándolos durante el camino en buenas maneras y el diálogo.

Los mandatos de los arcontes fueron primero por decenios y luego, dada la experiencia, los periodos fueron variando, llegando en ocasiones hasta a un año (ya se sabe que los pañales también hay que cambiarlos con frecuencia y por parecida razón).

Ejercían el poder colegiadamente; empezaron siendo tres y pasaron a ser nueve y diez, con el secretario. Pasado el mandato, su trayectoria era examinada sistemáticamente en la llamada euthyna, una especie de juicio de residencia.

8. Pero, aun así, no desaparecieron del todo las protocaracterísticas del Poder. Al propio Solón, arconte de Atenas aunque nacido en Salamina, se le disculpó incluso la muerte de su esposa (hoy se diría que estaba desmesuradamente aforado). Como estaba entre los veintitantos sabios reconocidos, y los siete invitados a inmortalizarse con la inscripción de un aforismo en el pronaos del Templo de Apolo en Delfos, en un momento de crisis le fue ofrecida la dictadura, la tiranía, de los atenienses. La rechazó porque,dijo, aunque pueda ser algo bueno ahora, es algo que no tiene salida.

En fin, que seguimos teniendo que elegir a los MM, los menos malos. Los que parezcan, dadas las circunstancias y por sus propuestas concretas, más útiles e instrumentales para el siguiente periodo; y nos garanticen que, finalizado éste, conservaremos la posibilidad y capacidad de otra, enfaticemos, serena selección.


Ah, no, dirán algunos, hay que elegirlos por su exaltado discurso, por su relato; por su ideología…


En primer lugar, esto nos agregaría, según la expresión de Ortega en “La rebelión de las masas”; nos amasaría y nos dejaría en manos de oportunistas líderes. Adiós, cada uno de nosotros; hola, unidad, fascismo u otro régimen de manada.


Así, debiéramos entender la afiliación a un grupo político únicamente como el deseo de participar en sus tareas, también por afinidad con sus propuestas. Nunca debiera ser por ambición de vivir a costa del Presupuesto Nacional, ya que el ideal es que partidos y sindicatos no tengan esa cosa, a priori detestable, que se llama liberados, excepto temporalmente y en tanto se ocupen de la Administración; tras el éxito en esas selecciones temporales necesariamente exentas de propaganda.


Porque el Poder no es un producto de consumo, objeto de debidamente controlada pero exaltada publicidad. El ministerio nazi del Dr. Goebbels se llamaba Reichsministerium für Volksaufklärung und Propaganda. Volksaufklärung, Iluminación del Pueblo, al que se trataba en realidad de iluminar en demasía, de deslumbrar; de entusiasmarlo (etimológica y mitológicamente, el entusiasmo se refiere a la invasión del sujeto por el terrible y enloquecedor rayo de Zeus).


Además es que ellos mismos o abusan o hacen frecuentemente caso omiso de eso que llaman ampulosa e impropiamente su ideología (se trata simplemente de un ideario, un credo, y muchas de sus “ideas” son falacias, inexactitudes por desviada interpretación).


Lo peor es que parece que todos proceden cuando pueden —¡y es que pueden!— de modo parecido.


Por ejemplo, los ciudadanos corrientes, que han cotizado durante muchos años de vida profesional alrededor de un cincuenta por ciento sobre su salario (encareciendo éste para el empresario con lo que el demócrata Al Gore llamó “un impuesto sobre el empleo”) tienen un férreo límite a su pensión al retirarse, lo que se llama “pensión máxima”. Ellos tienen retiros del Poder de importes muy superiores, incluyendo gabelas de diferente tipo. Cuando posiblemente lo que han cotizado es, en realidad, nada; porque muchos entre ellos y sus funcionarios no conocen el trabajo corriente, eso que produce la riqueza que administran con desenfado, aforamiento, etc., etc.

JP