Director:
Julián Plana

Colaboradores:
Véase Página de Firmas

Producción:
Tarsis.net
La originalidad y la intención de Ortega no están en la primera parte de la frase, la anterior a la coma, sino en la posterior a esa coma.
De hecho, yo soy yo y mi circunstancia, que es una referencia al Ideen de Husserl, publicado meses antes (Ich bin ich und meine Umwelt), puede ser una sentencia disculpatoria: yo soy yo pero, claro, está también mi circunstancia...
Sin embargo, la frase completa de nuestro pensador nos obliga a la acción y nos hace responsables del resultado.
Democracia

SEGUNDA VUELTA

Andalucía, Asturias, municipios, Grecia...

 

No podemos pretender que nuestra Democracia sea perfecta. Ninguna lo es.

Es famoso el aforismo atribuido a varios prohombres (Churchill, Gladstone…) “La Democracia es el peor de todos los sistemas políticos, si exceptuamos todos los demás”.

Pero nos producen cierta envidia algunas importantes características de otras democracias. Por ejemplo:

Las circunscripciones británicas, que hacen que la representación empiece desde abajo y se vote a personas ya conocidas por su trayectoria política. Así, resulta banal el falso debate sobre las “listas” fabricadas en los sanedrines de los partidos, que si abiertas o cerradas; parece ser que el abrirlas en Italia representó sólo un dos por ciento de variación; da casi igual, si es que no conoces a nadie. En las elecciones de 1936, al final de la segunda república española, se dice que Ortega y Gasset votó con la papeleta del Frente Popular, en la que había tachado todos los nombres excepto el de Julián Besteiro.

La libertad real de voto de cada representante del pueblo en las cámaras británica y estadounidense.

Menciono países conocidos por los casos, lo que no quiere decir que no ocurra en otros, afortunadamente para sus pueblos.

O la segunda vuelta de las elecciones francesas para la presidencia y la Asamblea Nacional (y de las de muchos otros países; incluido Portugal para las presidenciales, lo que nos hace los raros de la vecindad), en la que sólo se votan los dos candidatos o partidos más votados en la primera. Como se acercan las elecciones francesas para la Asamblea, le sugiero que siga atentamente su dinámica.

EN QUÉ PODRÍA CONSISTIR EN ESPAÑA

Aplicada a la situación dada en Andalucía y Asturias, donde ningún partido ha obtenido la mayoría absoluta, para la segunda vuelta dejaría de poderse votar a todos los partidos excepto, pues, a los dos más votados en la primera.

Ya  sé que esto que voy a imaginar no es exactamente lo que sucede en Francia, pero sería lo más aceptable en España, en mi humilde opinión: entre una y otra vuelta, los partidos negociarían; por ejemplo, es de suponer que en las listas del PSOE se incluirían candidatos de Izquierda Unida y que el programa que se sometiera a los votantes sería también concertado. Los votantes de IU en la primera vuelta es de suponer que votarían por estas listas en la segunda; claro que votantes, digamos, “centristas”, del PSOE podrían votar al PP, si se sintieran mas acordes con su programa que con el nuevo, el conjunto. 

VENTAJAS

No se daría el caso, casi inmoral, de que no gobernara el partido más votado, al fin, por el pueblo.

Los programas cobrarían mucho mayor protagonismo.

INCONVENIENTES

El principio de la copa dañada

El costo de unas nuevas elecciones. Claro que no serían como las de la primera vuelta y, además, parece que eso de los mitines-baños-de-multitudes (con sus equipos de sonido, autocares, bocadillos, gorritas, banderitas, etc.), así como la publicidad exterior (que, en cualquier caso, digamos que valdría la de la primera vuelta), son cosas que están en retroceso en el actual mundo de las comunicaciones sociales.

PERO ES QUE SI NO HAY SEGUNDA VUELTA…

Puede no gobernar la lista más votada y, además, con un programa sobrevenido que ni sus votantes habían votado. Y perdonen ustedes la redundancia, pero es que el concepto de votación lo merece. ¿Qué, si no? Dicen que es «legítimo» y «constitucional» y no digo yo que no; pero en una escala del 1 al 10 en Democracia, ¿que nota le da usted?

Recordemos el caso aun más enrevesado del «tripartito» catalán.

Y los famosos transfuguismos, a uno u otro precio; especialmente en corporaciones municipales. Vergonzosos, ¿no?

Insisto en que no es el único problema de nuestra democracia, pero quizá sea el más acuciante. En esto, tendríamos que atenernos al procedimiento de la vieja copa dañada. Empecemos por las grietas más profundas y el nivel democrático subirá; es bueno pero evidentemente no tan útil empezar por las superficiales.

 JP

 

Primera Página

Sí, sí, "cuentos"...

La empresa pública

 

Aquel diablo de nivel siete, el señor García, tomó asiento en el sillón giratorio, de cinco patas con ruedas (según la normativa de la UE), tras la mesa de despacho de tamaño asimismo “siete A” (en los inventarios de la Casa). Llevaba en la mano el vaso de café de máquina, que depositó sobre un dinacuatro con membrete doblado en dos, con huellas de vasos y días anteriores.

Sus dos nalgas se acomodaron alternativamente, relajándose y distribuyéndose. Enseguida la espalda tomó contacto con el respaldo basculante, que cedió algo, lo justo. La coronilla de la cabeza persiguió la banda superior del respaldo y se apoyó ligeramente. Las rodillas se separaron y un suspiro, probablemente con un discreto olor a azufre, se produjo suavemente por debajo del rojizo bigote.

Sus manos se apoyaron sobre los nunca muchos expedientes del día. La derecha lucía un anillo con un solitario rubí en tanto que la izquierda solo mostraba el aro de casado.

Resignado a vivir otro día rutinario, presionó el botón del timbre.

Sólo una mitad de la puerta doble se abrió para permitir el paso de un ordenanza conduciendo a una joven soñolienta. El señor García hizo una seña a ésta con la mano del anillito, para que se sentara frente a él, en una de las dos sillas. Otra seña con los ojos al acompañante le encaminó hacia la puerta, que cerró tras sí.

Buscó entre los expedientes hasta encontrar uno que le pareció el idóneo.

–Tú eres Rosa.

–Sí, señor… Rosana.

–Rosana, llevas cerca de dos años acostándote con tu novio.

–Sí, señor (esta vez pronunciado siísñor).

Se hizo una pausa que la joven interrumpió con otro:

–Sí.

–Pero te has matado en un accidente de automóvil yendo con otro que, por cierto, ha resultado indemne.

–Sí, un amigo de mi novio. Ah, me alegro de que no le pasara nada.

–Y venías de hacer lo mismo que habitualmente con tu novio.

Siísñor.

–¿Alguna explicación?

Siísñor. El otro coche se nos echó encima…

–Sí, bueno. Quiero decir que por qué traicionaste a tu novio.

–Yo no he traicionado nunca a mi novio.

–Te acostaste con su mejor amigo.

–Ah, eso. Como ha dicho usted “traicionar”.

–¿Tu novio lo sabía?

–No, no señor… No le hubiera gustado.

–Aquí pone que con tu novio tus orgasmos se producían en el ochenta y ocho, ocho-ocho, por ciento de los encuentros; lo que sabrás que es un porcentaje más que razonable.

–¿Ochenta y ocho? Sí, puede ser. ¡Qué cosas pone aquí!

–¿Por qué sugeriste a Román, ¿no?, el amigo desde niños de tu novio que te llevara a la piscina de aquel hostal el día que –una breve consulta al expediente– Gustavo decidió quedarse a estudiar?

–No, no, perdone. Yo, yo, le dije a Gustavo que se quedara a estudiar, porque faltaban tres semanas para las oposiciones.

–Cuatro.

–Bueno, cuatro. Entonces él me insistió en que yo no dejara de ir a la piscina; que fuera con  Román y Lupe.

–Pero Lupe no fue.

–Yo le pasé el plan a Román. Luego Lupe no vino.

–¡Nadie se lo dijo a Lupe!

–Era la novia de él, ¿no? Se lo tenía que decir él. La bronca que deben tener ahora.

–Consideramos la traición una ofensa de nivel F.

–¡Dios mío!

–Señorita, aquí no se dice… eso. Di “caray” o algo así, en estos casos.

–Perdone.

–Bueno, podemos considerarla de nivel G.

–¿Eso es menos? Muchas gracias.

–Eres una chica agradable. A ver, levántate. –Y al tiempo le indicaba con la mano del rubí que se apartara un poco de la mesa y las sillas.

–Súbete un poco la falda. Bueno, no tanto. No llevas sujetador.

–No, nosñor. Para ir a… la piscina, casi nunca.

–Podría proponerte para trabajar de camarera en nuestro bar de ejecutivos y asesores, en la última planta; hacia abajo, claro.

–Oh, gracias.

–Llevan unas minifaldas muy graciosas. Las camareras, quiero decir.

–¡Qué bien!

–Ellos van siempre de traje. No sé lo que se cobra, pero están las propinas… Y tenéis una peluquería gratuita para vosotras en la misma planta, con maquillaje; al lado de la de los propios ejecutivos y asesores; claro que la de ellos tiene spa, y toda la pesca. Se os cubren los gastos de vestuario, incluida la ropa interior, hay diversos complementos: dedicación más o menos completa, quebranto de propinas, conocimientos técnicos de uso de cafetera, plus de transporte de bandejas, y todo eso; horas extra, claro. Y tres días libres a la semana.

–¡Qué bien!

–Y días, discrecionales, para asuntos propios. Bueno, y cada tres mil años, un milenio sabático.

–¡Qué bien! –Se dio cuenta de que se repetía. –Quiero decir, ¿qué se hace en todo este tiempo libre?

–Ah, pues, en el auditorio del edificio hay conciertos de música experimental contemporánea, proyecciones de películas de las cinematografías de Europa central y teatro de aficionados.

–¿Discotecas?

–Como es lógico, casi todas las noches acababan en demasiado alcohol y diferentes emparejamientos. Y fue considerado inmoral; se cerraron.

–Hombre, a mí tampoco me gusta eso de las orgías. No es que haya estado nunca en alguna…

–Bueno, dile al oficial de personal que me llame. “García, de Accidentes en Pecado, H a la K”. Ahora, ten en cuenta que tengo mucho trabajo hoy. –Y la mano de la alianza separó algo los pocos expedientes.

–Perdone. ¿Puedo hacerle una pregunta?

–Sí, adelante. –Y García pegó la espalda al respaldo.

–¿Esto es realmente “eterno”?

García cambió de postura; se acercó hacia ella, sobre la mesa:

–Verás. Nadie lo sabe. En el Boletín Oficial y en la propaganda decimos que sí, pero es difícil garantizarlo. –Bajó la voz. –Hay movimientos en contra.

–¿Se puede ligar?

–Si no se da qué hablar…

Rosana apenas contuvo un escalofrío.

–No hace aquí tanto calor como se dice.

–¡Qué va! Menudo problema. La instalación está fatalmente pensada y peor hecha. Y eso que costó más del doble de lo presupuestado, cerca del triple. Y esto es tan grande.

Rosana de dirigió hacia la puerta. Cerca ya de ésta se volvió.

–Señor…

–García. Dime.

–Señor García. No sé. No me parece tan malo todo esto. ¿Cuál es el truco?

–¿Perdón?

–¿Dónde está el problema? ¿Qué es lo infernal, lo… terrorífico?

–Pues yo creo que… –García se levantó y se puso a mirar las banderas que se erguían cerca del rincón derecho en palos acabados en puntas de lanza plateadas. –En fin, aquí no hablamos mucho de ello, pero… Lo malo de esto, lo que desmoraliza a los más débiles, hasta volver esquizofrénicos a algunos, es que… No hables a nadie nunca de esta conversación… Es que… Que nadie sabe para qué sirve.

 

JP

 

Primera Página

Retrovisiones

Siete sabios en el templo de Apolo

Para Joaquín Herrero, clara excepción a la "Regla de Bias-Ortega ", en su cumpledecenios.

Nos dice la Leyenda, tantas veces más certera que la atribulada Historia, que…

Por esta Vía Sacra de Delfos, en las estribaciones sur del monte Parnaso, en Fócida, hace más de dos mil quinientos años que progresan  trabajosamente siete hombres tenidos por muy sabios, ya de edad avanzada, procedentes de diferentes ciudades-estado de Grecia. Les acompaña el camarlengo del templo de Apolo, que les ha recibido ceremoniosamente en el puerto de Cirra.

Uno de ellos es Periandro, el segundo tirano de Corinto, que ha diseñado una depresión a lo largo del istmo, de modo que los barcos puedan ser deslizados, tirando de ellos, y así evitar rodear el Peloponeso; las tasas obtenidas le han  permitido abolir los impuestos.

También Cleóbulo, hijo de Evágoras, aquel hombre fornido, es el tirano de Lindos, en la isla de Rodas. Pide repetidamente a su pueblo que nunca transija con las posibles injusticias de sus subordinados.

Y aquél, quizá más barbado que los otros, es Solón, hijo de Execestides, un importante hombre de negocios y poeta. Es uno de los arcontes de Atenas, a pesar de haber nacido en Salamina. Ha renunciado a ser elegido tirano de los atenienses porque, aunque pueda ser bueno ahora, es algo que no tiene salida.

Quilón, hijo de Damageto, el espartano, hombre enjuto, es uno de los que se mantiene en silencio; aunque es el que menos necesita el aliento para la subida de pronunciado desnivel, entre los templetes de los Tesoros.

Tales, aquel incesante conversador jadeante, ha venido de Mileto, en el país de los jonios; allí sorprende oponiéndose a la explicación tradicional del origen de las cosas en las aventuras de los dioses. Diremos que es el primer filósofo y el padre de la ciencia.

Pítaco, hijo de Hirradio, uno de los más ancianos, al menos en apariencia, gobernó en Mitilene, en Lesbos, junto a Mirsilo, apoyándose en el pueblo llano más que en la nobleza.

El silencioso séptimo es Bías (o Biante), el concienzudo legislador de Priene; se dice que da más importancia a las leyes que a los hombres.

Pasan junto al casi subterráneo donde la Pitia Femónoe, sentada en el trípode profético, mastica laurel, respira las emanaciones que se filtran por una chasma desde las entrañas de la tierra sagrada y responde a quienes vienen, a veces desde muy lejos, con enigmáticas predicciones, que sus ayudantes proclaman en hexámetros. A ellos aquello no parece interesarles y siguen hasta el omfalos. ¡Buen lugar para descansar de la subida, el centro, el ombligo, del mundo!

Como niños, rodean sonrientes el pequeño monolito, con sus cambiantes adornos textiles, erigido en el lugar donde se reunieron las dos águilas puestas a volar por Zeus desde ambos extremos del universo.

Reanudada la ascensión, llegan por fin al pronaos, el pórtico del nuevo templo. Allí el sacerdote, elegido como los otros por el mismo Apolo en forma de delfín entre los marineros de Creta, les explica no sin sonrojo el propósito hasta ahora oculto de su invitación.

En los muros del pronaos hay espacios para que cada uno de los ellos dicte a las futuras generaciones lo esencial de su sabiduría. Les pide a cada uno una frase primordial; lo imprescindible de sus reflexiones sobre el sentido de la vida y la convivencia.

 Los siete se miran entre sí. Es el hasta entonces silencioso Quilón el que pronuncia clara y lentamente y luego escribe nerviosamente en una tablilla Hombre, conócete a ti mismo y así conocerás a los demás, a los dioses y todo cuanto hay en el universo. El clérigo negocia la brevedad del apotegma, que ha de ser grabado y mirado desde abajo; y así resulta  CONÓCETE A TI MISMO

 

 

Periandro musita: Es el estudio el que todo lo abarca. Como parece contradictorio respecto a lo dicho por el espartano, su vecino en la península, se decide por expresar un sencillo y oportunista EL DESCANSO ES BUENO.

Dice Cleóbulo: LA MODERACIÓN ES LO ÓPTIMO.

Solón precisa: NADA EN DEMASÍA. Tampoco el descanso ni la moderación en demasía, parece insinuar.

Tales se apasiona y propone: RECUERDA A TUS AMIGOS.

El anciano Pítaco, que ya se ha recuperado de la caminata, dice: ELIGE EL MEJOR MOMENTO.

Todas las miradas convergen ahora en Bías de Priene, que parece haberse apartado algo del grupo.

Es tu turno, Bías, hijo de Teutamides, le animan. Tus palabras nos han iluminado muchas veces. Habla a los siglos venideros, desde este lugar sagrado. Eres el único en todo el ámbito de la Anfictionía que merece realmente ser llamado sabio. ¡Toma la tablilla!

Como permanece en silencio, le recuerdan algunas de sus máximas: Se lento para empezar, pero enérgico para continuar. Se decente en tus silencios. Cuando joven, dedícate a la acción; y viejo, conságrate a la sabiduría.

Tras un momento que parece interminable, Bías toma, nervioso, la tablilla y el punzón; inscribe unas palabras; lo pasa al sacerdote. Éste lo considera para sí y mira preocupado al resto del grupo.

Delfos, todo el Parnaso, los olivares regalo de Atenea, algo más lejos el mar del envidioso y siempre vigilante Poseidón, el enorme aunque no infinito universo alrededor del omfalos, los dioses mismos y sobre todo las diosas, son los que parecen estar ahora en un silencio expectante.

Por fin, el hombre del templo lo comparte, remiso, con los demás.

Lee, trastornada la voz: LA MAYORÍA DE LOS HUMANOS ES  MALA.

 

   _______________

 

 

Pasan siglos y épocas históricas. En 1905 un joven español, ya doctor en filosofía, escribe a su padre, académico de la lengua y eminente periodista, desde Leipzig, donde está ampliando sus estudios. Lo hace con mucha frecuencia, compartiendo con él, más que sus observaciones acerca de aquella Sajonia y su vida y su trabajo allí, sus reflexiones sobre la patria en perspectiva:

…Ya ha pasado para mí la edad en que se tiene el ánimo suficientemente abierto y confiado para trabar amistades hondas… …En nuestra tierra es muy difícil tropezar con hombres buenos.

Firma sus cartas: Pepe.

Y es, efectivamente, el Maestro cuya clase -como dijo un estudiante al despedirlo al borde de su sepultura, en 1955- ha empezado: José Ortega y Gasset.

 

JP

 

Primera Página

Malos tiempos para confiar en lo que se oye

Ni los políticos simpáticos…

...son totalmente de fiar
POR FAVOR, ENVÍE COLABORACIONES SOBRE CUESTIONES PARECIDAS A ÉSTA
Los personajes públicos debieran tener sumo cuidado con lo que dicen. Por la influencia que ejercen, sobre todo, en mentes fácilmente accesibles, por ser afines, u otras razones.

No puedo evitar sentir afecto por el Sr. Revilla, presidente de Cantabria, y ahora colaborador del programa de Ana Rosa Quintana. Esta mañana, estaba mirando (como decimos los catalanes) el programa de la periodista que, en un ejercicio pasado, tuve ocasión de votar para vocal de la junta de la Asociación de la Prensa de Madrid. Y he aquí que el Sr. Revilla da a entender, o eso creí, que si el Sr. Rodríguez Zapatero no es reelegido será porque hay crisis. El único presidente de los Estados Unidos, dijo el buen cántabro, que no fue reelegido fue Hoover y precisamente por culpa de una crisis. Hoover no fue el único presidente USA no reelegido.

Tampoco fue reelegido Carter, ya que comparamos situaciones. Claro que también había una cierta crisis, la de los rehenes americanos en Irán. Pero me temo que la causa fue la pésima gestión de la crisis, no la crisis misma. Y el 40º presidente de los EEUU fue Ronald Reagan, que sí fue reelegido. Quizá la comparación no debía haberse hecho, pues, con Herbert Hoover sino con el señor de los cacahuetes y, por cierto, premio Nobel de la Paz (el casi siempre discutido Nobel noruego). En cualquier caso, el aún presidente del gobierno de España se presentaría a una tercera elección, una segunda reelección, lo que en EEUU ni siquiera se hace. Por favor, Sr. Revilla…

Y otra cosa: cuando su coche «le de» a otro, aunque sea en un parking solitario (o precisamente por eso), por favor, deje una nota y póngase a disposición del otro conductor para arreglar las cosas. Aunque usted haya sido presidente de su comunidad autónoma y el otro no.

O precisamente por esto.

JP

 

Primera Página

RETROVISIONES

Un otoño como el de 1959

LLOVIENDO SOBRE MOJADO
2010. Octubre. Noche. Y llueve largamente; hoy sobre todo en Cataluña, según el hombre, o la mujer, del tiempo. De repente, uno de esos fuegos fatuos -que no bombillas como en los tebeos-, una siempre fugaz asociación de ideas y recuerdos, me hace acudir precipitadamente a unos determinados estantes de la biblioteca, los de poesía. ¡Viva el orden alfabético! Aquí están los libros de Jaime Gil de Biedma, uno de mis legendarios amigos de la Barcelona de los 1950. Los hojeo, nerviosamente. Tengo al menos una referencia: era un poema dedicado a Juan Marsé... ¡Aquí está! Sólo habría que sustituir "Letras" por Pagarés.

Noche triste de octubre, 1959

Definitivamente

parece confirmarse que este invierno

que viene, será duro.

Adelantaron

las lluvias, y el Gobierno,

reunido en consejo de ministros,

no se sabe si estudia a estas horas

el subsidio de paro

o el derecho al despido,

o si sencillamente, aislado en un océano,

se limita a esperar que la tormenta pase

y llegue el día, el día en que, por fin,

las cosas dejen de venir mal dadas.

En la noche de octubre,

mientras leo entre líneas el periódico,

me he parado a escuchar el latido

del silencio en mi cuarto, las conversaciones

de los vecinos acostándose,

todos esos rumores

que recobran de pronto una vida

y un significado propio, misterioso.

Y he pensado en los miles de seres humanos,

hombres y mujeres que en este mismo instante,

con el primer escalofrío,

han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,

por su fatiga anticipada,

por su ansiedad para este invierno,

mientras que afuera llueve.

Por todo el litoral de Cataluña llueve

con verdadera crueldad, con humo y luces bajas,

ennegreciendo muros,

goteando fábricas, filtrándose

en los talleres mal iluminados.

Y el agua arrastra hacia la mar semillas

incipientes, mezcladas en el barro,

árboles, zapatos cojos, utensilios

abandonados y revuelto todo

con las primeras Letras protestadas.

Jaime Gil de Biedma (1929-1990), 2010

Por la simple búsqueda en los estantes y transcripción,

JP

Primera Página

Dramatis personae

Zapatero, ¿culpable o «inocente-inocente»?

DE LARGO CABALLERO A JEFFERSON
Y el Principio de Realidad
En uno de los últimos actos de la presidencia de turno de la Unión Europea, José Luis Rodríguez Zapatero citó con cierta adhesión una inmortal sentencia liberal del tercer presidente de los EEUU:
Si tuviera que decidir entre tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría un momento en preferir lo último. (En una carta a G. K. van Hogendorp de 13 de octubre de 1785).

Si bien es cierto que en la siguiente frase Jefferson, como si presintiera el futuro y la red, precisaba:  Aunque debo enfatizar que todos deberían recibir estos periódicos y ser capaces de leerlos.

En el resumen publicado, en su día, en el sitio web de La Moncloa no aparecía la referencia a esta frase, aunque se podía acceder al discurso completo y al video de la intervención.

Fue un discurso de 14 minutos que, como suele decirse, “no tenía desperdicio”.

En él, el entonces presidente de turno de la UE resaltó la absoluta importancia de la independencia de los medios en la formación de la imprescindible opinión europea.

Fue asimismo incondicional su defensa de la propiedad intelectual, individual y colectiva. Por ejemplo, es de suponer, la de los periódicos, según la «doctrina Murdock», defendiendo la pertenencia de los contenidos; frente a Google, reproduciendo y agregando las noticias ajenas, más allá del derecho de enlace o el periodístico de cita.

El, en aquella ocasión, bipresidente no aclaró si defendía con el mismo énfasis el cobro indiscriminado del canon sobre soportes particulares, como los cd en los que grabamos las fotos familiares; o el de los presuntos derechos de autores no asociados y que nunca los percibirán (quizá porque no les importe y prefieran la difusión de su labor), etc.

Su condena de la piratería informática, asimilándola a la de los mares, fue decidida.

Un discurso para un concreto auditorio, sin duda, en la línea de lo que nos ofrece la capacidad camaleónica de gran parte de los políticos.

De modo que podría sugerirse a la Asociación de Internautas o de Usuarios de Internet que preparara una “jornada” de cierto empaque e invitara al expresidente Zapatero a disertar en ella, lo que dadas las circunstancias no dejaría de aceptar. Podría ser, sin duda, un gran discurso a favor de la libertad de la red. En cualquier caso, la ocasión sería adecuada, una buena oportunidad, para que alguien citara la continuación de la frase de Jefferson (arriba, en negrita).

Un rasgo de humildad

Por otra parte, en una  sesión de control al gobierno, Zapatero insistió en  que España es un país solvente, sólido, fuerte y con crédito internacional, labrado, dijo, durante las tres décadas de democracia. «Seguramente, el que menos ha hecho es este Gobierno, estoy dispuesto a admitirlo, pero como español me siento orgulloso de lo que hemos hecho en 30 años». 

Y, por fin, la realidad

Pero mi recuerdo más afectuoso de este buen parlamentario se  precisa en el «debate de política general en torno al estado de la nación»  del 28 de junio de 2011. Eran ya cerca de las diez de la noche. El entonces presidente del gobierno contendía con el señor Ridao, el señor Llamazares y la señora Buenaventura, que  le habían instado a seguir aumentando el déficit, mediante estímulos fiscales y gastos sociales. Y un ya fatigado presidente del gobierno les respondía con el problema del peso de la deuda y decía (según el diario de sesiones) «en fin, esto es lo que yo llamo el principio de realidad. Dura realidad». Y, más adelante: «Si castigas mucho a la inversión, fiscalmente a las sociedades, corres el riesgo de que haya poca inversión empresarial. Si castigas mucho al ahorro fiscalmente, corres el riesgo de que el ahorro se vaya a ahorrar a otro sitio. Esto es así, esto es el principio de la realidad, el principio de cómo funcionan las cosas»… …»Lo que yo he expresado como comprensión del principio de realidad y de las cosas que han sucedido, ¿es lo que usted llama claudicación? Para mí no lo es, para mí la no adaptación al principio de la realidad, la no comprensión de la situación en que estábamos cuando se produce la crisis de Grecia hubiera sido, sencillamente, irresponsabilidad, irresponsabilidad, porque es fácil ver que si no reducíamos un  déficit»… 

Solbes, Espinosa…

Sí, Solbes había sido ministro de Felipe González cuando las cifras del paro se acercaron mucho a las actuales, pero luego «había estado en Bruselas». Claro que alguien que conoce bien otros países de Europa me dice que generalmente se «envía allí a lo peor de cada casa; es decir, de cada partido. O a los que las cúpulas desean tener lejos. Y quien dice Bruselas dice también Estrasburgo, claro «. Lo que de ser totalmente cierto sería terrible. Sobre todo para los ilusionados, como el que escribe, con el orteguiano España es el problema; Europa, la solución. Se trataría, efectivamente, de una ilusión. 

Y en cuanto a Solbes, hay que volver a contemplar su tono burlón y sus argumentos sobrados en el debate televisado con un atónito señor Pizarro; está aun en YouTube. Se diría que cualquiera que creyera que estábamos en, o se avecinaba, una crisis era imbécil (antipatriota, se llegó a decir, incluso, más tarde). Por no hablar de los episodios de venta del oro del Banco de España, antes de sus formidables subidas de precio, como valor refugio; que hizo perder miles de millones de euros a nuestro país.

No estuvo, el expresidente, especialmente bien asistido por su extraño y un tanto ridículamente paritario gabinete.

 

Laberinto

Una misión para nuestro tiempo: superar el laberinto español. Foto Wikimedia

 

Primera Página



Una primera conclusión es que las perspectivas desde los dos mayores segmentos del arco político no son tan lejanas, ni están ya rigurosamente separadas. El ruido de pelea de gallos (añadamos "y gallinas”, para ser exactos y no irritar in artículo mortis al extinto ministerio de Igualdad), ruido que tan desagradable se está haciendo al forzosamente interesado espectador de la situación pública, podría no tener fundamento. Y podría, pues, ser sustituido por un diálogo parlamentario fructífero. Ciertas expresiones y actitudes, sobre todo de los actores (y actrices, claro) secundarios deberían ser controladas, y los hechos tratados lo más asépticamente posible para evitar infecciones tan peligrosas como prescindibles.

JP